LA SEMÁNTICA DEMOCRÁTICA EN EL SISTEMA INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS

Última Actualización: 04/05/2024

  1. Introducción

En un nivel muy preliminar es posible arriesgar la vigencia de ciertos acuerdos en

torno al significado de la democracia, es decir, existe una doxa de lo democrático asumida aunque no necesariamente problematizada. La regla de la mayoría, la soberanía popular, la división de funciones, el sometimiento de los gobernantes al escrutinio público, la alternancia en el ejercicio del poder, quizás constituyan alguno de los elementos que delinean los contornos del concepto, al menos en la versión que ocupa el sentido común.

Sin embargo, provocar la revisión, en el orden de incitarla como respuesta al peligro

de fosilización, convoca, cada vez, nuevos problemas. En determinado tiempo pensar la democracia expresaba una necesidad de época frente a un “otro” muy definido, la

autocracia, la violencia institucionalizada, la fuerza sin control. Por eso, en 1983 –y desde antes- la centralidad de la disputa teórica estaba ubicada en buscar las vías para volver a la democracia y darle una forma, hacerla una alternativa posible y, sobre todo, sostenible, soportable. Soportable no porque resultara asfixiante, sino porque requería, precisamente, de soportes, de apoyos, semánticos y pragmáticos. No se soporta sólo con la acción, con la ejecución, se soporta, antes que nada, con la articulación de una noción, de una idea.

En efecto, rastrear el fondo de esa idea habilita otras cosas. Y, en nuestro caso, en

la democracia argentina, un rasgo que emerge con potencia está dado por el espacio que